viernes, 7 de septiembre de 2012

Aventura panameña

Ayer regresé del que puede ser considerado el mejor viaje de mi vida. No es que haya viajado mucho, pero lo vivido en Panamá será difícilmente superable.

Les resumo un poquito lo vivido en estas dos intensas semanas, por si alguno de ustedes se anima a cruzar el charco.

Nuestra idea era visitar a Ingrid y Bruno, amigos buenavisteros propietarios del Velero Winfli, que se dedican a hacer rutas turísticas por las islas de San Blas.

Lo primero con lo que te enfrentas son las 13 horas de vuelo (Tenerife - Madrid / Madrid - Panamá), que en principio parece que son demasiadas (y lo son) pero se hacen bastante amenas. Sobre todo el vuelo largo, que lo hicimos con Iberia, estuvo muy bien. Nos pusieron 3 películas nuevas, recién estrenadas en el cine, nos dieron 3 comidas, asientos amplios y reclinables, manta, almohada, el avión prácticamente a oscuras para echar una cabezadita a gusto... no se hace nada pesado.

Ya una vez allí aterrizamos en Tocumen, y de allí a Ciudad de Panamá. Lo primero que te choca es lo diferente que es un lado de la ciudad del otro. Por una parte, el Casco Viejo, donde teníamos el hostal...



Y por otra parte, la zona financiera...



(Ambas fotos están sacadas desde el mismo punto, en la cima del Cerro Ancón)

Vamos... que hay unas diferencias sociales bestiales, aunque no se aprecia pobreza extrema por las calles. Si te metes por El Chorrillo, que es el barrio más conflictivo, ves marginalidad y demás, pero no más que en cualquier ciudad grande.

Por cierto, el hostal estaba muy guapo, decorado por el pintor panameño Rolo de Sedas:







Precios: $26/noche en habitación doble, $13/noche por persona en habitación compartida con más gente.

Más información sobre el hostal Panamericana, en su facebook.

Ahí pasamos los primeros 2 días, visitamos el Cerro Ancón, que es una montaña que está muy cerca de la ciudad, y en la que pudimos ver Tucanes, arañas enormes, unos buitres que están por toda la ciudad (buitre negro americano, o gallote), ñeques (unas ratas enormes sin rabo), y un montón de bichos más... aparte de mucha vegetación selvática.











En esos primeros días, también estuvimos de compras por una calle peatonal que está llena de puestitos de todo tipo, y ahí te das cuenta de la diversidad de gente que hay en el país... te ves chinos, kunas (los indios que pueblan el archipiélago de San Blas), judíos, negros, blancos... cosas raras como por ejemplo las negras salidas de la peluquería con los rulos puestos, sin vergüenza alguna (al parecer TODAS se alisan el pelo porque no les gusta el pelocuca), etc.

Esa misma noche, en el hostal, nos pusimos de palique y garimbeo en la terracita de la azotea... y nos dieron las 10 y las 11, las 12 la 1 las 2 y las 3... y las 4 y las 5... y resulta que a las 5:15 venía a buscarnos un jeep para llevarnos a San Blas, donde estaba anclado el Winfli. Así que nada... de pedo y de amanecida, vámonos pa allá!!



El jeep lo lleva una agencia de procedencia china, que lleva años haciendo el mismo trayecto. Te cobran $25 por cabeza por llevarte a San Blas. El trayecto dura unas 2 horas y media y es a través de la selva, por una carretera medio destrozada, y los conductores van al fuego. Al parecer durante ese recorrido se pueden ver monos e incluso felinos (panteras y jaguares), pero de eso no vimos nada. Vimos algunos águilas, eso sí.

Entre el traqueteo del jeep y la acumulación de garimbas, a mitad de camino tuve algunos problemas gástricos. De eso no pongo foto, por respeto al espectador ;)



Una vez finalizado el trayecto en Jeep, llegamos a un río. Aquí tuvimos que pagarles $2 a los Kunas, por el uso del río (que es sagrado). Aquí es cuando te empiezas a dar cuenta del negocio que tienen montado los indios, que te cobran por todo. Pero es comprensible. La comarca de Kuna Yala (Tierra Kuna), que comprende el archipiélago de San Blas y algunos poblados costeros, la autogobiernan ellos, no hay policía panameña, no hay autoridades panameñas de ningún tipo, ellos se lo guisan, ellos se lo comen.

En el río nos esperaban otros Kunas, con su cayuco, que nos cobraron otros $15 por llevarnos hasta el Winfli, navegando por el río hasta su desembocadura, y luego por mar hasta las islas Chichimé, donde estaba el barco.



Después de un trayecto de media hora en cayuco, que con el pedo se me hizo eterno, llegamos al Winfli, lo cual supuso una alegría inmensa xD. Bañito en el mar, y a sobar!

Y a la mañana siguiente... en cuanto empezó a entrar un poquito de claridad por la ventana, pensé: yo no me puedo perder el primer amanecer en San Blas!! Así que a las 5 y pico de la mañana, en pie! Y valió la pena.







Impresionante!

Bruno nos había contado que la mañana anterior habían estado unos delfines nadando al lado del barco. Lo que no esperábamos era que volvieran! Les sacamos un par de fotos y luego nos tiramos al agua a nadar con ellos. Se metió más gente de otros barcos, y cuando ya éramos 6 ó 7, los delfines se cansaron de aguantarnos y se marcharon. Impresiona escucharlos debajo del agua!










Por la tarde nos fuimos a hacer snorkel con Ingrid, hicimos un par de fotos con una cámara acuática desechable, pero no las hemos revelado todavía. Es una pasada el fondo de coral, totalmente diferente a lo que ves por aquí, con los corales de cerebro, corales de fuego (que pican como su puta madre, puedo dar fe), peces de colores impresionantes... y encima nos encontramos de frente con dos rayas águila enoooormes!

http://mundodelmar.files.wordpress.com/2010/06/rayas-33.jpg?w=300&h=222

Espero que las fotos de la cámara desechable hayan salido medianamente bien.

Al terminar el buceo, llegamos a un islote pequeñito, en el que no hay nada de nada, ni palmeras, y nos encontramos allí a un perro abandonado. Investigando luego un poco, resulta que el perro estaba jodiendo a los Kunas, se comía el pescado, se peleaba con otros perros, y decidieron castigarlo dejándolo en la isla para que se muriera de hambre. No se andan con chiquitas los Kunas. Le llevamos algo de comida, y por la noche Bruno lo cogió destrangis y lo soltó en otra isla más grande, en la que podía buscarse la vida y sobrevivir.

De paso fuimos por la "isla del fruto pequeña" (Uchutupu Pipiwa) donde los indios se hacen de oro vendiendo cocos, artesanía y langostas.

Esa noche hubo una tormenta impresionante. Palo de agua, truenos y relámpagos. Ésta es la temporada de lluvias en Panamá, aunque la verdad es que siempre nos llovió por la tarde-noche.





Después de la tormenta nos bajamos a la "isla del fruto grande" (Uchutupu Duma), donde los Kunas tienen un pequeño bar donde venden garimbas a la gente de los veleros y a los turistas.



Hablando de todo un poco, nuestra amiga Ingrid está super integrada en la sociedad Kuna. Se relaciona con ellos casi como una más, las mujeres bromean con ella, la han invitado a ceremonias de la tribu, hasta habla su idioma!!!! Ahora está haciendo unos cuadros de una de las mujeres de Chichimé.



Yo intenté aprender algo del idioma también... lo básico. Hola = Nuedi, Follar = Sisimake... poco más! xD

Al día siguiente, navegamos hacia Coco Bandero, otro pequeño grupo de islas (como Chichimé). La Ingrid está hecha toda una capitana!



Al llegar a Coco Bandero fue cuando realmente me di cuenta de lo virgen que es San Blas.



La mayoría de islas no son como Chichimé, donde hay vida (los Kunas, turistas, el bar...) sino como esto: territorio absolutamente deshabitado, al que sólo van los kunas de vez en cuando a recolectar los cocos. Islas desiertas en medio del caribe, sólo habitadas por pelícanos! Por cierto, impresionante ver a estos bichos pescando, lanzándose al agua en picado.



Y... ¿qué hace un grupo de canarios cuando encuentra una isla desierta? Está claro... una chuletada!


En serio les digo que este fue uno de los mejores momentos del viaje. Acostado en la arena, tostado, con la cabeza apoyada en un tronco, viendo el fuego, silencio absoluto, sólo el ruido del mar... me dejé sobar como un niño chico xD

Al día siguiente, desembarco en una de las islas de Coco Bandero. Había un pozo de agua dulce en medio de la isla así que aprovechamos para lavar ropa. Había unos chicos Kuna por allí, que habían ido a pescar e iban a hacer de comer en la isla. Ingrid se los cameló y nos bajaron unos cocos de una palmera. Rico rico el agüita de coco jeje.



Esa tarde estábamos super cansados y super estresados (jeje...) así que nos dejamos llevar por el espíritu caribeño xD



La cena de esa noche no estuvo nada mal... cortesía de los Kunas.



Es muy habitual que los Kunas se acerquen a los veleros para venderles sus molas...



...o langostas y cangrejos buey...



Al día siguiente partimos hacia Cayo Holandeses, otro grupo de islas desiertas. De camino paramos cerca de un islote para bucear un poco. Salimos desde el Winfli hacia ese cachito de arena que se ve en la foto, y la verdad es que acojona. Agala y yo solos por ese arrecife de coral, viendo bancos de pescado enormes por debajo y pensando que en cualquier momento aparecería un bicharraco!


Después del buceo, seguimos hacia Cayo Holandeses, la mayor parte del camino navegando sólo a vela. Impresionante ver a Bruno y a Ingrid en acción, manejando el Winfli. Que si amarra por aquí, suelta por allá... yo pensé que nos hundíamos, pero no xD

Una vez que llegamos a Cayo Holandeses, a Bruno se le ocurrió echar los restos de la langosta al agua, con un anzuelo... por ver qué aparecía. Se puso desde la zodiac (o dingui como lo llaman ellos) con el fusil a ver si pillaba algo...



Pero lo que apareció era demasiado grande pal fusil... un tiburón gata nodriza de más de 2 metros xD



Agala se metió dentro del dingui para verlo debajo del agua...



Y al final Ingrid y ella se metieron dentro del agua con el bicharraco... y al momento apareció un segundo gata!!!! De esto no hay fotos porque yo estaba viéndolo desde el barco, con la boca abierta, entre flipando y acojonado :D

El problema llegó cuando uno de los gatas se comió el cebo, y tuvimos que sacarlo fuera del agua para quitarle el anzuelo! Al final lo acabó doblando y se soltó.



Por la mañana volvimos a Chichimé, pero primero aprovechamos los restos de la langosta e hicimos una pesca desde el barco, al estilo winfli...




Después de esperar un buen rato, y de espantar peces que se querían comer nuestro cebo, como por ejemplo un tamboril de más de medio metro... tuvimos suerte!





Unos 4 kgs pesaba el Gallo. Estaba buenísimo!!!!!

A la mañana siguiente, otra vez a Panamá City... no sin antes soltarle otros $15 por cabeza a los Kunas, y otros $25 por cabeza a los del jeep. Esta vez me gustó más el trayecto. No hubo pota ;)

Ya de vuelta en Panamá, fuimos a ver el paso de un buque por el famoso canal. Impresionante mecanismo el que tienen allí montado.



Al día siguiente, paseo por Panamá City, entre los rascacielos...



...y visita al museo y a las ruinas del Panamá Viejo, la ciudad que fue devastada por el fuego cuando fue atacada por el pirata Morgan.



Y entre las ruinas de Panamá Vieja, como quien no quiere la cosa, nos encontramos esto:



Al día siguiente fuimos a visitar el Parque Nacional Metropolitano. Otro reducto de selva bastante cercano a la ciudad. Allí pudimos ver montón de pájaros, rapaces, mariposas, ñeques, tortugas, cangrejos de río, insectos... leímos que había caimanes, pero no los vimos.



El día siguiente fuimos a visitar el Causeway, un paseo artíficial que construyeron uniendo 3 islas, para hacer de dique. Allí se encuentra el Centro Natural Punta Culebra, otro parque que se puede visitar en plan senderista, en el que vimos mapaches, perezosos, iguanas verdes y un armadillo.





Esto es un perezoso, aunque cuesta cogerle la forma xD



Este iba a ser nuestro último día en Panamá, así que de aquí nos fuimos al aeropuerto. Pero... sorpresa, sorpresa! Había overbooking, así que tuvimos que quedarnos un día más. Los amables señores de Iberia nos hospedaron en un hotelazo en pleno centro de la ciudad, con desayuno, almuerzo y cena incluidos (buffet todo, para más gustazo), y encima nos soltaron 600€ a cada uno de indemnización.

Total, que por fin ayer pudimos volar, y ya estamos aquí :)

En resumen, el viaje estuvo impresionante, se lo recomiendo a todo el mundo!!! No pueden perderse la sensación de ir en taxi por Panamá City, un auténtico deporte de riesgo, esa gente vive en el caos más absoluto y conducen como si estuvieran en la jungla. Además, los taxis van tuneados y con reggaeton o salsa a todo volumen. También es normal que el taxista vaya hablando por teléfono con algún ligue, preguntándole qué lleva puesto y cosas así xD.

También vale la pena ver los diablos rojos, guaguas que siguen en funcionamiento y conviven con las guaguas "normales".



Lo dicho... VIAJAZO!!!! Anímense a visitar el país!

Aparte de todo lo que nosotros vimos, nos faltó visitar Bocas del Toro, la región más turística (lo que todo el mundo espera encontrar en el Caribe: hoteles, resorts...), el archipiélago de Las Perlas, la Selva de Darién... suficiente para volver algún otro día.

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